Esta semana, I. no fue a la escuela. Está aterrorizada. Tiene 12 años y cree que nunca olvidará lo que ocurrió el viernes. No era la primera vez que sus compañeros de grado le hacían burla por su tonada porteña. Las bromas fueron subiendo de tono desde marzo, cuando llegó a Tucumán. La primera agresión fue en mayo, afuera del establecimiento, cuando ella iba a la parada del colectivo las compañeras le salieron al cruce y le quisieron pegar. La segunda vez fue en julio dentro del aula, frente a una profesora. Una compañera la agarró de los pelos delante de todos, cuenta el padre de la niña.
La tercera vez fue la peor: 10.20. En pleno recreo, un grupo de alumnos rodeó a I. en uno de los pasillos de la escuela, la condujo a los empujones al aula de 1° año A y ahí la enfrentó a otra compañera para hacerlas pelear. Como I. estaba asustada y no reaccionaba, los demás comenzaron a agredirla. Todo fue filmado con celulares por varios compañeros. Las autoridades de la escuela no se daban por enteradas.
“Una vez que tomaron conocimiento de lo que había ocurrido, los directivos llevaron a mi hija a la Preceptoría y la tuvieron allí dos horas. Le dijeron que seguramente ella debía haber empezado el problema. Nunca me llamaron para avisarme lo que había sucedido, me enteré cuando mi hija llegó a la casa y me mostró los moretones que le habían dejado los chicos por las patadas que le dieron”, contó desconsolado el padre de la niña a LA GACETA. Presa de la impotencia y sin respuesta de la escuela los padres de la alumna fueron al Ministerio de Educación de la Provincia para denunciar el caso.
“En el ministerio minimizaron todo. Nos dijeron: ‘hay que ver si realmente hay violencia en la escuela, generalmente es un grupito. Hay que ver si la violencia viene de la casa, qué hizo la nena, hay muchos culpables... ¡Yo no podía creer que haya tanta impunidad!”, remarcó con la voz tomada por la angustia.
Sin embargo, la directora de Educación Secundaria, Silvia Núñez de Laks, dio otra versión: “los padres fueron atendidos y asesorados por nuestro equipo técnico porque yo estaba de viaje en el interior. Apenas regresé me pusieron al tanto de la situación. Desde ayer los equipos están interviniendo en la escuela como es nuestro protocolo. Han tenido reunión con la supervisora y con los docentes pero no pudieron contactar a los padres”, dijo.
Mientras tanto, la niña dejó de ir a la escuela y los padres pidieron una maestra domiciliaria al Ministerio de Educación para resguardar su integridad física y moral. Además, el padre de la adolescente dijo que su hija necesita urgente atención psicológica porque los videos se viralizaron por las redes sociales.
Los padres de I. terminaron poniendo la denuncia en la seccional primera e iniciaron un expediente (n° 011811 código 230 letra S) en el Ministerio de Educación. La niña fue revisada por el médico perito forense de la policía que constató los moretones, según el padre.
“Este no sólo es un hecho de violencia moral y física por parte de sus pares sino que también se trata de una violencia institucional porque los directores no hicieron nada para frenar esta situación que lleva meses. ¿Vamos a esperar que haya un chico muerto para que se frene la violencia en las escuelas?, se preguntó la abogada Lilian Vargas que lleva el caso de I.
La familia de la niña interpuso una denuncia penal por lesiones y amenazas de muerte. La abogada dice que se mostrarán como prueba mensajes de textos y WhatsApp intimidatorios.